lunes, 10 de diciembre de 2007

La agricultura orgánica puede contribuir a la lucha contra el hambre


Sin embargo, la FAO afirma que se necesitan fertilizantes químicos para alimentar a la población

Roma/Madrid, 10 de diciembre de 2007.– La Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) no tiene ninguna razón para creer que la agricultura orgánica pueda sustituir a los sistemas agrícolas convencionales para lograr la seguridad alimentaria mundial, aseguró hoy Jacques Diouf, Director General de la organización. Diouf se refirió a recientes informes en la prensa y comentarios de los medios de comunicación en los que se insinuaba que la FAO abogaba por la agricultura orgánica (AO) como solución para el hambre en el mundo.

“Deberíamos usar la agricultura orgánica y promocionarla,” indicó Diouf. “Produce alimentos sanos y nutritivos –añadió- y representa una creciente fuente de ingresos para países desarrollados y en desarrollo. Pero no se puede alimentar a seis mil millones de personas hoy en día y a nueve mil millones en 2050 sin un uso sensato de productos químicos.”

Como regla general, la agricultura orgánica prohíbe el uso de productos químicos. Casi 31 millones de hectáreas, o aproximadamente el 2 por ciento de las tierras agrícolas a nivel mundial, fueron cultivadas de forma orgánica en 2005, generando unas ventas de unos 24.000 millones de dólares EE.UU. en la Unión Europea, Estados Unidos, Canadá y Asia en 2006. En mayo de este año, la FAO celebró una conferencia internacional sobre agricultura orgánica. Uno de los documentos presentados para el debate – no se trataba de un documento de la FAO – argumentaba que la agricultura orgánica podía producir suficientes alimentos para la población mundial actual.

Potencial insuficiente
Sin embargo, según la FAO, los datos y modelos respecto a la productividad de la agricultura orgánica frente a la convencional, demuestran que la capacidad de la agricultura orgánica no es suficiente para alimentar a la población del planeta.

Los alimentos producidos orgánicamente generalmente alcanzan precios más altos que los producidos convencionalmente y por tanto representan una buena fuente de ingresos para los agricultores. Sin embargo, deben reunir ciertos requisitos en su cultivo y calidad y requieren creación de capacidad, grandes inversiones y organización eficiente a lo largo de las cadenas de producción y comercialización, lo que los sitúa fuera de alcance para muchos agricultores con pocos recursos de países en desarrollo.

Uso adecuado
El uso adecuado de productos químicos, en especial los fertilizantes, podría ayudar a aumentar significativamente la producción alimentaria en el África subsahariana, donde los agricultores usan menos de la décima parte del fertilizante utilizado por los campesinos asiáticos, recordó Diouf. Gran parte de las tierras africanas sufren problemas como la acidez y baja fertilidad y tienen una gran necesidad de enmienda y nutrientes.

En su informe anual sobre el desarrollo mundial, el Banco Mundial apuntó este año que “un bajo empleo de fertilizantes es una de las mayores limitaciones para aumentar la productividad agrícola en el África subsahariana”. Malawi -durante años receptor de ayuda alimentaria-, ha impulsado recientemente su producción de maíz adoptando una política consistente en proporcionar semillas y fertilizantes a los pequeños agricultores. “Sin embargo, los productos químicos deben ser utilizados con cuidado,” dijo Diouf. “Hay que elegir –añadió- los productos apropiados, las cantidades adecuadas, y usarlos de la manera correcta en el momento oportuno”.
Una productividad más elevada con menos insumos puede lograrse a través de sistemas como la Gestión Integrada de Plagas (GIP) y la Agricultura de Conservación (AC), apuntó Diouf. La GIP puede reducir el empleo de pesticidas en un 50 por ciento en el caso de la producción de algodón y hortalizas y hasta un 100 por cien en el arroz. La agricultura de conservación y la agricultura sin laboreo reducen las necesidades de trabajo eliminando la labranza y pueden utilizar un 30 por ciento menos de fertilizantes y un 20 por ciento menos de plaguicidas.

Los elementos claves para alimentar al mundo hoy y en un futuro serán unas mayores inversiones públicas y privadas, unas adecuadas políticas y tecnologías, creación de capacidad y de conocimientos, siempre basados en una gestión correcta del ecosistema. “No hay una solución única al problema de alimentar a los pobres y hambrientos del mundo,” concluyó Diouf. Líderes mundiales, figuras de talla internacional y prestigiosos investigadores y académicos debatirán la cuestión de cómo garantizar el suministro de alimentos a la población mundial el próximo año cuando la FAO convoque una reunión de alto nivel sobre el tema “Alimentar al mundo en 2050”.

Para más información:
Germán Rojas, jefe Oficina de Información de la FAO para España y Andorra, tel.: +34 91 3471717, móvil: 671 649955, e-mail:
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Elena Crego, Oficina de Información de la FAO para España y Andorra, tel.: +34 91 3473553, e-mail: elena.crego@fao.org
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Este comunicado fue publicado por la Oficina de Información para España y Andorra, de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO,
www.fao.org).